¿De qué estamos hablando?
Esta es la pregunta más probable... La comprensión obvia de la anatomía
humana es que efectivamente estamos caracterizados por un
endoesqueleto... o “estructura ósea que yace bajo el tejido blando”.
Bien... pese a que estas etiquetas familiares son bastante convenientes,
son igualmente simplistas. Mi intención es usar esta discusión
relativamente “liviana” como una introducción a un post que escribiré
más adelante (y comparativamente “pesado”) sobre qué es la verdadera
postura (todavía no tiene título).
La definición del
endoesqueleto ya ha sido dada, y como demuestra la imagen de dibujo
animado en este post, las criaturas con un exoesqueleto se caracterizan
por un esqueleto externo mientras que los tejidos blandos
permanecen contenidos dentro de este. Si la pregunta fuese “¿los humanos
son endo o exo?” las probabilidades son que el 99.9% diría ENDO. Por lo tanto, sugiero... ¿y si fuésemos EXO? Como todos los organismos biológicos, los seres humanos somos una mezcla de ambos.
¿Por qué?
Esta
es una pregunta intuitiva, pero requiere de algunos grandes saltos en
la evolución y el proceso mediante el cual el hombre pasó de las aguas a
la tierra... lo que dejaré para otra oportunidad. Sin embargo, debiera
entenderse que debido a las realidades de la entropía, estamos diseñados
de la manera más eficiente... por lo tanto, debe haber una razón
arquitectónica para el desarrollo de un “esqueleto híbrido”. Continuaré
con una explicación más detallada de a lo que me refiero por esqueleto
híbrido, pero de antemano quiero entregar un mensaje fundamental: las
realidades de moverse dentro de un campo gravitacional han resultado en
una mezcla eficiente de propiedades compresionales y tensionales
(propiedades biotensegrales) que permiten algunos de los movimientos más
fluidos y precisos del planeta.
¿Qué?
El esqueléto híbrido se
caracteriza por un “núcleo” exoesquelético y una “periferia”
endoesquelética. El núcleo está definido por el tórax, el abdomen y
pelvis... mientras que la periferia son las extremidades (incluyendo el
cuello).
La imagen de arriba ilustra las características exoesqueléticas del núcleo. El
tórax es removido de manera increíble de la columna vertebral, dado que
los brazos interactúan con los homóplatos, toda la parte puede
removerse como un “abrigo”. Por lo tanto, esto es básicamente la
representación de un exoesqueleto... Los músculos superficiales
(pectoralis latissimus dorsi, subscapularis, etc...) básicamente sirven
una función dinámica y por lo tanto son excluidos de la definición de
exoesqueleto.
Lo que queda se muestra
arriba... un núcleo “hidráulico” de tejido blando que se caracteriza por
los pulmones, los contenidos abdominales y pélvicos, como también por
el “envoltorio” fascial que los rodea. Ampliaré este concepto con más
detalles en el siguiente post sobre la postura, sin embargo, el núcleo
visceral del cuerpo es lo que nos entrega la competencia postural (o
habilidad postural). Las cualidades arquitectónicas del exoesqueleto
proveen el mecanismo más eficiente para dar fuerza compresional
(postural) bajo un campo gravitacional.
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Arriba
está una demostración del núcleo de tejido blando “in situ” dentro del
tórax y la pelvis. Esta informativa imagen nos da una tremenda
perspectiva de qué tan profundo el núcleo visceral (verdadero núcleo)
lleva el crecimiento evolutivo de la pelvis y el tórax... y por lo tanto
las piernas y los brazos.
Por lo tanto, brazos y
piernas exhiben las características endoesqueléticas debido al hecho de
que las propiedades tensionales son requeridas para el movimiento
humano. Efectivamente, los músculos efectúan fuerza tensional por sobre
la integridad compresional para facilitar el movimiento... de ahí el
concepto de biotensegridad. Algo fundamental de comprender: la fuerza tensional no puede generarse sin un componente compresional competente.
Esta última afirmación será el foco clave en el siguiente post sobre la “verdadera postura”.
De nuevo, el crédito para
Richard Paleta por formalizar el concepto de núcleo visceral con las
imágenes de este post. Créditos también para el trabajo de Frederick
Woods Jones quien realiza comparaciones que son bastante deslumbrantes
entre organismos humanos y criaturas de mar.
Saludos!
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